Nápoles, bella y caótica

Nápoles es uno de los mejores sitios de Italia para descubrir la verdadera esencia del país. Si Roma es una de las ciudades más antiguas y majestuosas de Europa, Nápoles se caracteriza por ser caótica, viva y colorida.

Conocida como la Ciudad del Sol, sus calles rezuman alegría y sencillez. Aquí el tiempo se detiene. Porque los napolitanos no son amantes de las prisas ni el estrés. Tampoco dados a seguir las normas. Dicharacheros, pícaros y buenos conversadores, tienen un carácter bastante similar al nuestro.

Aunque Nápoles a veces no sonríe. Su cara menos amable sigue a la sombra de la Camorra y la huelga de basuras. La última vez que estuve, en 2011, fui testigo de cómo la suciedad se iba adueñando de las calles. La imagen, a continuación, habla por sí sola.

Imagen de la huelga de basuras de Nápoles

Otro aspecto curioso es la forma de conducir de los napolitanos. El tráfico en Italia es bastante anárquico, pero aquí la sensación de caos se magnifica. En Nápoles algo tan simple como cruzar una carretera, puede convertirse en toda una aventura. Es el único lugar donde he llegado a ver hasta cuatro personas subidas en una moto. Ahora bien, para mí es un caos maravilloso.

Es algo peligrosa pero tomando algunas precauciones, como en otros lugares, no tiene por qué ocurrir nada. Hay que tener cuidado con los carteristas y evitar ciertos barrios por la noche como I Quartieri Spagnoli o barrio español, una de las zonas más degradadas de la ciudad y a su vez con mucho encanto.

Quartieri Spagnoli

Puedes llegar a la ciudad en avión o en tren. Si eliges este último, abandonar la estación y adentrarte en la Piazza Garibaldi es como sumergirte, de repente, en una plaza marroquí con hileras de puestos ambulantes, turistas y transeúntes.

Más hacia el centro, vírgenes y ropa tendida en las fachadas conforman la curiosa idiosincrasia de sus callejuelas.

Imagen de ropa tendida en la calle 

Imagen de una virgen en la calle

 Y sus costumbres de antaño, como subir la compra con una cuerda por el balcón.

Imagen de una mujer subiendo la compra con una cuerda por el balcón

Por todas partes hay talleres de artesanía presididos por belenes y pulcinellas, uno de los personajes clásicos de la Comedia del Arte y un icono cultural napolitano.

Imagen de pulcinellas y belenes en un taller de artesanía

No te puedes ir de Nápoles sin…

  • Ya hablaré en otro post de los puntos de mayor interés turístico. No obstante, además del típico recorrido, la ciudad ofrece otras rutas menos transitadas como Napoli Sotterranea: una forma de descubrir, candelabro en mano, parte de su historia oculta en catacumbas, pasadizos estrechos y túneles subterráneos.
  • Imagen de las catacumbas de Napoli Sotterranea
  • Saborear una pizza en uno de tantos restaurantes que hay por toda la ciudad. Dicen que las pizzas napolitanas son las mejores del mundo. Y no les falta razón, doy fe. Exquisitas y baratas, desde cuatro euros puedes disfrutar de una pizza gigantesca. En otra ocasión hablaré más detenidamente de la gastronomía napolitana.

Imagen de una pizza

  • Degustar una sfogliatella, dulce típico de la cocina napolitana, acompañada de un capuccino en el mítico Caffe del Professore, uno de los locales más conocidos de la ciudad, ubicado en pleno centro, cerca de la Piazza del Plebiscito.

Imagen del Caffe del Professore

  • Ver el atardecer en Castel dell’Ovo y contemplar cómo el sol se despide bajo la costa napolitana.

Atardecer en Castell dell'Ovo

En el próximo post explicaré las principales atracciones turísticas para conocer la ciudad más a fondo.

Y como Nápoles también es música, qué mejor forma de terminar esta introducción que con O Sole Mío, la canción napolitana que ha dado la vuelta al mundo y ha sido interpretada por grandes iconos de la historia de la música como Caruso, Pavarotti, Carreras o Elvis Presley. Os dejo con la versión del Rey del rock.

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